PERU: La semana tragica

Opinión
Perú
La semana trágica
Por: Gustavo Espinoza (NUESTRA BANDERA)Fecha publicación: 03/03/2008
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Tema: Situación en PerúPaís/es: Perú
Recientemente, el Secretario General de la Confederación Nacional Agraria, Antolín Huáscar dijo que los días. 18 y 19 de febrero “quedarán grabados en la historia” de nuestro país.Y así ocurrirá, en efecto.Porque nos traerán a la memoria una semana trágica, comprendida entre el lunes 18 y el viernes 22, signada por la muerte de no menos de 4 personas y una secuela adicional de heridos, contusos y detenidos, en el marco de un duro enfrentamiento social ocurrido en distintos lugares del interior.En realidad fueron tres conflictos los que se sumaron en el contexto concreto. La protesta de los regantes y agricultores afectados por el TLC, que exigen compensaciones que les prometen pero no las otorgan; el rechazo del pueblo del Cusco a una ley que entrega a la inversión privada los centros culturales y las zonas arqueológicas, y el repudio de la mayoría ciudadana a los mecanismos de discriminación impuestos por el régimen contra los maestros exigiéndoles integrar “el tercio superior” de las instituciones que los formaron cono docentes para tener derecho a ser contratados en el sistema educativo.Los temas planteados, generaron una vigorosa resistencia popular que se tradujo en movilizaciones activas, marchas y mítines, pero también en huelgas y otras expresiones de descontento ciudadano. El bloqueo de carreteras en algunas circunscripciones del territorio nacional, generó la secuela de muerte que comentamos.Que el gobierno estaba preparado para afronta estos hechos, no cabe la menor duda. Ya en julio9 del año pasado, previsoriamente, había dictado el Decreto Legislativo 982 exonerando de responsabilidad legal a los miembros de la Fuerza Armada y la Policía, que causaren lesiones, o muerte, a personas en acciones destinadas a “restablecer el orden social”.Fue en aplicación de este dispositivo, que loas destacamentos que intervinieron contra las poblaciones los días 18 y 19, provocaron la muerte de José Roca Roas, Rubén Pariona Camposano, Emiliano García Mendoza y Santiago Lloque; campesinos todos, abatidos en circunstancias aún no plenamente precisadas.Distintas versiones se dieron de los hechos a poco de ocurridos. Hubo quienes afirmaron, por ejemplo, que presuntos manifestantes atacaron a un policía al que le arrebataron su “arma de reglamento”, y disparando con ella, mataron a los campesinos. Tamaño brulote no pudo sostenerse mucho tiempo, y el Ministro del Interior, que compareció en la Cámara el pasado miércoles 27 debió recurrir a otra: los campesinos muertos -dijo- lo fueron por perdigones disparados con “armas hechizas” por los propios manifestantes. Tampoco fue `posible sustentar esa versión.Los documentos oficiales, es decir, los Protocolos de Autopsia emitidos por el Instituto de Medicina Legal del Misterio Público señalan con toda precisión que las víctimas registraron en todos los casos orificios de bala producidos por arma de fuego, de uso oficial.¿Cómo puede interpretarse esta realidad? ¿es que la policía disparó contra la multitud dejando esa estela de sangre y muerte?. Todo indica que no fue precisamente así. Por los disparos no fueron hechos con “arma de reglamento”, sino con un fusil de mayor alcance.Las “armas de reglamento” de la policía, son conocidas: el silbato, las esposas, la vara de goma, las bombas lacrimógenas y la pistola de 9 milímetros con un cargador de municiones. No hay más.El Fusil de largo alcance -el FAL- no es precisamente un “arma de reglamento” entre otras razones porque no se puede usar en el marco de una trifulca en las que participan muchas personas y porque en esas confrontaciones podría, en efecto, ser arrebatada por los manifestantes para luego ser puesta en uso en otra circunstancia.¿De dónde salieron entonces los disparos que segaron la vida de estos indefensos campesinos? Probablemente fueron hechos a distancia por tiradores emboscados, integrantes de escuadrones especialmente adiestrados para estos menesteres.Todos los ejércitos del mundo tienen, en efecto, destacamentos especiales de tiradores emboscados. Se trata de personas son características especiales que reciben una preparación física y psicológica acorde con la función que han de desempeñar. Estos tiradores se adiestran permanentemente y dominan a plenitud y a la perfección el arte de matar a distancia, parapetados en un lugar protegido y en el que gozan absoluta privacidad.Ubicados a 800 o 1,000 metros de los acontecimientos, en un lugar que les permita visión preferente y accionar calculado y frío, hacen uso de fusiles con mira telescópica con los que apuntan y matan con precisión excepcional. Logran, en efecto, ubicar una bala en el cráneo de la persona que sirve de blanco en la ocasión. Y podría hacerlo de adelante hacia atrás, o a la inversa, según esté ubicado.Si no se trata de un tirador, sino, por ejemplo, de tres situados en distintos lugares de un mismo escenario, la victima podría tener tres orificios de ingreso en la misma región del cuerpo, como ha quedado registrado en el caso de Emiliano García Mendoza.¿Podría el señor Ministro del Interior desbaratar esta presunción? ¿Podría demostrar que no, que no hubo tiradores emboscados en la refriega con los campesinos? ¿Podría, con documentos en mano demostrar que los tres orificios de bala nunca se produjeron y que los campesinos más bien se golpearon la cabeza con una piedra, hasta morir?Las investigaciones formales habrán de procesarse. Y en algún momento se hará luz sobre este crimen que enturbia la mirada del gobierno. Mientras tanto, las huellas de la semana trágica vivida en el interior del país entre el lunes 18 y el viernes 22 de febrero, seguirá martillando la conciencia de los peruanos.