Monday, March 17, 2008

LAS LECCIONES DE UNA CRISIS

Opinión
Desde Perú
Las lecciones de una crisis
Por: Gustavo Espinoza (NUESTRA BANDERA, especial para ARGENPRESS.info)Fecha publicación: 17/03/2008
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Tema:
Situación en ColombiaPaís/es: Colombia
La primera versión referida a los acontecimientos ocurridos en la madrugada del 1 de marzo en la zona fronteriza entre Colombia y Ecuador, fue escueta: las Fuerzas Armadas de Colombia -se dijo- bombardearon un campamento de las FARC ubicado en territorio ecuatoriano, y de resultas del hecho murieron el Comandante Raúl Reyes y 17 guerrilleros que lo acompañaban. Sólo después se supo que las cosas no habían ocurrido como se anunciaron. La versión real fue ciertamente mucho más truculenta. y hoy se conoce con mayor amplitud:Desde la noche del viernes 29, un campamento de las FARC fue detectado a 2,500 metros de la frontera en territorio del Ecuador, y fue bombardeadoe incendiado por la aviación uribista. Poco después, helicópteros transportaron soldados colombianos que descendieron en la zona, atacaron el campamento y diezmaron lo que encontraron, asesinando a quienes aún mostraban signos de vida. Incluso, el cadáver de Raúl Reyes registra un orificio de bala en la cavidad craneana, lo que hace suponer que fue ejecutado a mansalva por sus agresores.Tuvo razón plena, entonces, el Presidente Rafael Correa cuando denunció la violación de su territorio por tropas extranjeras. Y también cuando demandó el pronunciamiento claro de los gobiernos de la región, que finalmente compartieron su punto de vista en la reunión del grupo de Río celebrada en Santo Domingo días después, registrando la ausencia de Alan García.Alvaro Uribe, el autor de la tropelía, quedó virtualmente aislado en el plano continental. Sólo George W. Bush, desde Washington, le tendió la mano porque, finalmente vio concretarse en América Latina la misma práctica que él ejecutó en otros escenarios. En esta parte de América, Alan García, el único que se pronunció a favor de Uribe, no se atrevió a ir a la cita. Tuvo vergüenza de decir allá, lo que había dicho aquí.La prensa domesticada -escrita, radial y televisada que todos conocemos- repitió hasta la saciedad comentando los sucesos de Santo Domingo, que Uribe se había convertido en “vencedor”. Elogió su “firmeza” y “las pruebas” que tenía, para justificar sus encendidos ditirambos. Pero los que seguimos atentamente el debate por la televisión o lo vimos después, no apreciamos firmeza ni prueba alguna.Apenas la terca tozudez de un delincuente que se resiste a admitir su culpa porque sabe que tras ella vendrá una condena. Prefiere, entonces, aducir pruebas inexistentes y proclamar su inocencia con el mismo desenfado con que lo hace aquí, desde el Fundo Barbadillo, Alberto Fujimori.Para fundamentar estas últimas, publicaron como virtuales “primicias”, documentos extraídos “de las computadoras de Reyes”, como si una laptop hubiera podido resistir el bombardeo y la carga ígnea a la que fuera sometida el campamento de las FARC. Ni siquiera computadoras blindadas hubiesen podido mantener intactos sus discos duros y sus delicados programas tras un ataque de esa magnitud.La lectura de los textos, por lo demás, muestra una pueril inocencia, incompatible con el más elemental trabajo clandestino de un comando guerrillero que lo menos que hace es encriptar sus comunicaciones.No debiera sorprender a nadie que en los próximos días Jessica Tapia o Cecilia Valenzuela anuncien con bombos y platillos que en la tercera computadora de Reyes se encontró un “programa especial” en el que aparecen “los peruanos subvencionados por las FARC.Así mostrarán una lista de diversos enemigos del gobierno desde Ollanta Humala, hasta César Híldebrandt pasando, por cierto, por Alberto Moreno, Javier Diez Canseco y algunos más. Entonces, afilará sus dientes Lourdes Alcorta, cual hiena en celo, para exigir la Pena de Muerte para los “traidores a la patria”.Hoy bien puede afirmarse que lo ocurrido en la madrugada del 1 de marzo, no fue una emboscada, sino simplemente un crimen alevoso. A Raúl Reyes lo ubicaron, lo atacaron y lo mataron. Fue éste un operativo siniestro preparado por los servicios secretos de los Estados Unidos y efectuado bajo su dirección, y en territorio ecuatoriano, por las unidades militares del ejército colombiano bajo órdenes de Alvaro Uribe.El argumento que se trataba de un campamento de refugio de las FARC ubicado dentro del territorio ecuatoriano luce también inconsistente a la luz de la copiosa experiencia internacional en la materia.En la guerra contra Nicaragua, en los años 80, “la contra” operaba desde campamentos ubicados en territorio hondureño, a pocos kilómetros de la tierra de Sandino. Y la prensa reaccionaria sostenía que sus bandas no podían ser objeto de ataque porque el gobierno de Managua “violaría la soberanía de otros países” Una interpretación política de los hechos nos obliga a recordar que Raúl Reyes no era sólo el segundo mando de las FARC. Era también el vocero dialogante de la guerrilla. Lo mataron por eso, porque querían matar el diálogo que pusiera fin a una guerra que finalmente los ha enriquecido a ellos, productores y traficantes de armas.Raúl Reyes era el encargado de tramitar la liberación de Ingrid Betancourt. Quienes lo mataron, querían sabotear la posibilidad de que la ex candidata colombiana fuera liberada.Reyes era el nexo entre las FARC y Sarkozy, el Presidente de Francia. Quienes lo mataron, lo hicieron porque no querían que las FARC tuviera contacto con gobiernos del viejo continente y por esa vía con la Unión Europea; ni que en el seno de esa unidad económica y política se percibiera la existencia de una nueva Colombia, ajena y contraria a la administración norteamericana.¿Qué mueve a Washington para actuar así? Estados Unidos tiene intereses materiales en la región: el petróleo, el agua, y la amazonía Y eso también lo sabe aquí la prensa reaccionaria. Por eso exige que se respete el carácter “bilateral” del conflicto entre Ecuador y Colombia demandando “que no se meta Chávez”, pero cuando se mete Bush, les parece una gran cosa.Para fundamentar sus opiniones entrevista a “analistas” basura, como Francisco Tudela, pero oculta las declaraciones del esposo de Ingrid Betancourt Juan Carlos Lecompte, quien subrayó muy claramente el papel positivo de Hugo Chávez en esa crisis.Las lecciones de la crisis ocurrida, son muchas. Pero todas ellas nos confirman en la idea de que no hay en el mundo una fuerza más despiadada y cruel que el Imperialismo y que nadie lo representa de manera más cabal que el señor Bush y su criado latinoamericano, Alvaro Uribe.

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