Tuesday, December 11, 2007

BOLIVIA

12/11/2007

Evo Morales, el Nelson Mandela boliviano “Solamente hay una raza en el mundo: humanidad”. —George Moore


La indignación del relator de las Naciones Unidas Rodolfo Stavenhagen cuando comprobó el nivel de racismo y exclusión social, imperante en Bolivia por parte de un grupo minoritario blanco al resto de la población, le ha llevado a pedir al mundo que ayuden al presidente Evo Morales quien está librando una batalla similar a la que tuvo que realizar el sudafricano Nelson Mandela para terminar con el ‘apartheid’ de los blancos hacia los negros en su país.
Las palabras de un periodista pueden resumir la similitud de racismo en Bolivia: “lo sabemos quienes tenemos origen aymara y quechua, ese origen lo llevamos en el color de nuestro rostro y cómo hablamos el castellano. El reportero de tv. usteará al entrevistado si es que es blanco y lo tuteará si es indio. En un restaurante de hotel lujoso, Ud. no verá ni cholos ni indios sentados, aún si estos tengan plata, y si alguna vez van, es para que el camarero, que también es indio, pase de largo sin atenderlos”.
Tal es la situación en este país andino que Stavenhagen, relator de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, declaró que el nivel de racismo en Bolivia “es propio de una sociedad colonial y sus manifestaciones son parte de los partidos políticos y grupos de presión”. Para Stavenhagen, “hay mucho paralelismo entre Nelson Mandela y Evo Morales en términos de factores para la transformación de sociedades injustas o violadoras de los derechos humanos en una sociedad más equitativa”.
Mandela fue el primer presidente negro de Sudáfrica elegido en 1994 y Evo Morales, el primer mandatario indígena de Bolivia elevado al poder en 2005 con el 53.7 por ciento de apoyo, el primero sin ser reafirmado por el Congreso.
Las leyes de los afrikaners (blancos) en Sudáfrica, que proclamaron como su doctrina el nacionalismo cristiano basado en “pureza de raza blanca”, segregaban al 80 por ciento de la población, la población, prohibiéndoles ser miembros del congreso o tener algún cargo profesional. Mandela y su partido el Congreso Nacional Africano lograron abolir todo esto luego de larga y sangrienta lucha.
Por supuesto que Bolivia, uno de los más pobres del mundo, no es Sudáfrica pero la discriminación racial que persiste desde la colonia representa, como se ha descrito, “una herencia que se refleja en toda la estructura cultural desarrollada en el país donde los blancos tienen el poder desde hace siglos y, para ellos, la palabra indio es despectiva porque se creen superiores a los demás”. Los blancos los blancos constituyen un 15 por ciento de la población, el 55 por ciento son de origen quechua y aymara, y 30 por ciento son mestizos. La extrema pobreza de la mayoría llevó a puntos de explosión social hasta la elección de Morales y su partido MAS al gobierno, pero la minoría blanca que desde los años ’30 fue influenciada por las ideas del racismo se opone a los cambios.
Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos alemanes se refugiaron en Bolivia en cuyo destino se interesó el mismo Hitler. Hugo Banzer y Jorge “Tuto” Quiroga son los mejores ejemplos del gobierno tradicional racista. El primero quiso abiertamente traer 150 mil colonos alemanes de Sudáfrica “para mejorar la raza boliviana”, y por su parte “Tuto”, asesor del Fondo Monetario Mundial y el Banco Mundial, que entregó la riqueza boliviana a las transnacionales haciéndose más rico, se llama a sí mismo ‘Yupie corporativo’, y habla el castellano como el mejor turista norteamericano.
La mentalidad racista y el miedo de perder el poder económico persiste especialmente en los actuales cinco prefectos de la llamada “media luna” que están horrorizados por la Nueva Constitución. Sus partidarios, llamados opositores democráticos, presagiando el fin de su poder no escatiman dinero ni esfuerzos para acabar con Morales y su gobierno. Fue realmente vergonzoso ver cómo éstos insultan frente a cámaras, a los representantes aymaras de la Asamblea con términos racistas. Ellos dicen abiertamente con nostalgia: “bonito país construido por blancos ahora es gobernado por este indio”.
Y Evo Morales, al igual como Mandela, trata de vencer esa resistencia interna que está ayudada por el gran poder de las corporaciones extranjeras, guiando su país a la justicia, libertad e igualdad.
vicky.pelaez@eldiariony.com

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